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Noticias
  • 07.09.2020

¿Qué hace que un docente esté cualificado?

“El derecho a la educación significa el derecho a un docente cualificado”. Esta afirmación puede parecer muy sencilla, hasta que se examina con atención qué significa ser un “docente cualificado”.

Una de las maneras de definir “docente cualificado” es un docente que cuenta, por lo menos, con las cualificaciones académicas mínimas requeridas para impartir la enseñanza de sus asignaturas en el nivel pertinente de un país dado.

La definición anterior hace referencia al tipo de cualificación necesaria para que alguien se convierta en docente. En algunos países, el requisito mínimo es una licenciatura; en otros, el diploma de bachillerato es suficiente. Se trata de uno de los indicadores de la meta 4.c de los ODS.

Sin embargo, aunque el docente cuente con una licenciatura o con el bachillerato, estos títulos no bastan para garantizar una buena enseñanza. En realidad, la capacitación más importante para convertirse en docente es la pedagógica.

Otro indicador para medir el progreso hacia la meta 4.c de los ODS reclama docentes capacitados. Un docente capacitado es aquel que ha completado los requisitos mínimos de formación organizada de docentes (durante la formación previa al empleo o en la formación en el empleo). La mayoría de los programas de formación de docentes incluyen alguna forma de estudio de la teoría educativa, métodos de enseñanza, desarrollo infantil y evaluación, además del estudio específico de lenguas, matemáticas, ciencias, etc.

A pesar de todo, la organización nacional de la formación pedagógica presenta un alto grado de variabilidad. Los programas de formación de docentes pueden durar desde 12 meses hasta 4 años. Pueden incluir un componente práctico (por ejemplo, experiencia sobre el terreno) de manera simultánea al curso teórico o una vez completado. Las experiencias prácticas pueden prolongarse durante unas pocas semanas o durante varios meses. Algunos docentes en prácticas pueden disfrutar de supervisión durante su experiencia sobre el terreno, mientras que a otros solo se les permitirá observar a un docente en el aula. Con frecuencia, estas variaciones se dan dentro de un mismo país.

Estas diferencias en la capacitación de los docentes repercuten significativamente en la calidad del docente en el aula. A fin de ayudar a los países a mejorar la provisión de educación para docentes, la UNESCO y el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030 están trabajando con la Internacional de Educación y la OIT en la creación de un marco internacional de orientación sobre normas de docencia profesional.

Gracias a la existencia de un marco común, las partes interesadas clave en el ámbito de la educación podrán garantizar la calidad de la educación de los docentes mediante la definición de unas normas sobre la práctica profesional que describen las competencias, los conocimientos y las aptitudes necesarias en las diferentes etapas de la carrera profesional docente. Un marco de normas sobre la docencia puede ayudar a salvaguardar la regulación conjunta de la profesión al establecer los mecanismos de gobernanza y rendición de cuentas necesarios para asegurar la calidad tanto de la educación de los docentes como de la propia docencia. Está previsto que el marco tenga un carácter ambicioso. Su propósito es ayudar a los docentes, formadores de docentes, organizaciones de docentes y gobiernos a acordar y poner en marcha un concepto común de la calidad de la enseñanza y los docentes.

Por tanto, ¿qué significa realmente ser un docente cualificado? Significa disponer de una cualificación académica y de la formación pedagógica adecuada. Significa reconocer que la docencia es una profesión plena que requiere capacitación especializada. Significa disfrutar de oportunidades suficientes para practicar la docencia bajo la supervisión de un mentor cualificado durante la formación previa el servicio y tener acceso a oportunidades de desarrollo profesional centradas en necesidades de competencias específicas durante el empleo en el servicio.

Significa instar a los gobiernos a tomarse en serio la educación de los docentes para que esté financiada por completo, en beneficio de los resultados de aprendizaje de los estudiantes.

Noticias
  • 07.09.2020

Los países africanos reconocen la contribución crucial de los docentes al fomento de la educación de la primera infancia de calidad

Los días 4 y 5 de diciembre de 2019 se celebró en Casablanca (Marruecos) la Conferencia Africana sobre Educación en la Primera Infancia de Calidad y Profesionalización de los Educadores (African Conference on Quality Early Childhood Education and the Professionalization of Educators). El evento se desarrolló en respuesta a la recomendación del Grupo temático de educación preescolar del Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030, que desarrolla iniciativas para mejorar la cantidad y calidad de los docentes en todos los niveles educativos y facilita el intercambio de conocimientos especializados sobre las principales dimensiones de la profesión docente.

La organización de la Conferencia corrió a cargo del Ministerio Nacional de Educación, Formación Profesional, Educación Superior e Investigación Científica del Reino de Marruecos; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas, en asociación con la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) (en representación del Ministerio Federal alemán de Cooperación y Desarrollo Económicos [BMZ]); el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030; la Fondation Marocaine pour la Promotion de l'enseignement Préscolaire (FMPS), el Centro Regional para fomentar la Calidad y la Excelencia en la Enseñanza (RCQE); y la Agencia de cooperación para el desarrollo de Mónaco.

La Conferencia, de dos días de duración, fue inaugurada por el Sr. Saaïd Amzazi, Ministro Nacional de Educación, Formación Profesional, Educación Superior e Investigación Científica de Marruecos, y contó con la participación de representantes y expertos gubernamentales, organizaciones de empleadores y trabajadores, sociedad civil y organizaciones internacionales de 18 países africanos[1].

La Sra. Golda El-Khoury, Directora de la Oficina de la UNESCO en Rabat, afirmó que este evento constituye un hito importante en las actividades de la UNESCO relacionadas con el desarrollo de los docentes, ya que por primera vez organizamos una conferencia que se centra explícitamente en el desarrollo y la gestión de la profesión docente que trabaja al servicio de nuestros ciudadanos más jóvenes, los educadores de la primera infancia.

El Sr. Akira Isawa, Director Adjunto del Departamento de Políticas Sectoriales de la OIT, afirmó que les complace haber podido abordar ambas dimensiones, la educativa y la laboral, de los docentes y educadores de la primera infancia en esta conferencia. Para alcanzar una educación de la primera infancia de calidad se requieren buenos niveles de formación y preparación y trabajo digno para los profesionales del sector, de manera que la profesión resulte atractiva.

Los debates se centraron en el importante papel de los educadores de la primera infancia para la prestación de servicios de educación de la primera infancia de calidad, y en la poca consideración prestada con frecuencia a estos profesionales en términos de atención e inversión en políticas. Muchos educadores de preescolar no tenían cualificaciones suficientes, estaban mal pagados o no disfrutaban de reconocimiento y condiciones de trabajo adecuadas. En 2009, en casi una cuarta parte de los 80 países de ingresos bajos y medianos, menos de la mitad de los educadores de preescolar satisfacían los requisitos nacionales de formación[2].

Las cualificaciones, la formación inicial y el desarrollo profesional resultan especialmente difíciles en África Subsahariana, donde en 2017 solo el 54% de los docentes de preescolar habían recibido formación, frente al 88% del norte de África (Instituto de Estadística de la UNESCO). Además, la escasez de docentes cualificados fue especialmente marcada en las zonas remotas, rurales y marginadas, donde viven los niños más necesitados de una educación de la primera infancia de calidad[3]. Los participantes en la conferencia examinaron las condiciones de trabajo y se acordó que, si bien a los docentes de preescolar y primaria se les exigía por regla general un número de horas de trabajo similar, las condiciones no eran las mismas, ya que los primeros disfrutaban de condiciones menos favorables y de menor remuneración, lo que se traducía en un nivel de satisfacción laboral bajo y una elevada rotación de personal. También analizaron las dificultades asociadas a la recopilación de datos para la elaboración de perfiles nacionales sobre el personal de educación de la primera infancia, así como la necesidad de disponer de datos actualizados para emprender acciones fundamentadas en este ámbito.

Los participantes reconocieron el papel fundamental de los docentes de la primera infancia en la creación de una base sólida para el aprendizaje a lo largo de la vida y el desarrollo de los niños. Los niños pequeños no pueden aprovechar el aprendizaje de calidad sin la ayuda de docentes motivados, atentos, sensibles y preparados, lo que pone de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión sostenible en capacitación, mejorar las condiciones y desarrollar carreras y perspectivas profesionales para el personal de la educación de la primera infancia.

La Declaración de Casablanca fue un resultado clave de la Conferencia. En ella se reconoce que los docentes y educadores cualificados son fundamentales para una educación de la primera infancia de calidad y que el trabajo decente constituye una estrategia esencial para atraer y retener a docentes y educadores de la primera infancia de calidad. En concreto:

  • Se reconoce que los docentes y educadores cualificados son fundamentales para la educación de la primera infancia de calidad y que, a fin de alcanzar la meta 4.2 de los ODS, es prioritario garantizar que los docentes y educadores acceden a formación y profesionalización de calidad y disfrutan de condiciones de trabajo decentes.
  • Se reclama la institucionalización de la capacitación previa al empleo y en el empleo de los dirigentes escolares, docentes, educadores y cuidadores de la etapa de educación de la primera infancia, así como el reconocimiento y valorización de su profesión, asegurando para ello unas condiciones de trabajo decentes y su participación en las decisiones que afectan a su labor.
  • Se reconoce que el trabajo decente y el diálogo social constituyeron una estrategia esencial para atraer y retener a docentes y educadores de la primera infancia de calidad.
  • Se establece el compromiso de reforzar la cooperación y el intercambio de conocimientos especializados en los planos regional e interregional a fin de mejorar la calidad de la educación de la primera infancia y avanzar en el desarrollo y la ejecución de un marco de calidad africano para la educación de la primera infancia (que incluya un marco de competencias de docentes y educadores).

 

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[1] Argelia, Benin, Burundi, Camerún, Comoras, Côte d’Ivoire, Etiopía, Gambia, Guinea, Libia, Marruecos, Mauritania, Nigeria, Rwanda, Senegal, Sudáfrica, Togo y Túnez.

[2] OIT, 2013. “Directrices de política de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la educación de la primera infancia”, OIT, 2012 Un buen comienzo: La educación y los educadores de la primera infancia. Acceso al documento.

[3] Neuman, M.J., K. Josephson, P.G. Chua. 2015. Examen de la bibliografía: Personal de atención y educación de la primera infancia (AEPI) en países de ingresos bajos y medios. Acceso al documento.