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Para transformar la educación, necesitamos docentes cualificados, motivados y que cuenten con apoyo

Codirectores de la vía de acción temática sobre los docentes, la docencia y la profesión docente, y representantes de Nigeria, Rumania y el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030. Este blog se publicó originalmente el 30 de junio de 2022 en el Blog de la Educación Mundial.


En el marco de los preparativos para la Cumbre sobre la Transformación de la Educación que se celebrará el próximo mes de septiembre, los ministros de Educación, junto con cientos de jóvenes, docentes y otras partes interesadas, se reúnen esta semana en París con el fin de revitalizar las labores encaminadas a lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) y transformar la educación. Juntos, estudian la manera de cumplir las promesas formuladas y buscan nuevas formas de recuperar las horas lectivas perdidas a causa de la pandemia y de transformar nuestros sistemas educativos en aras de un futuro sostenible. A fin de ayudar a la comunidad educativa a recuperarse y reimpulsar las labores encaminadas a la consecución del ODS 4 de aquí a 2030, hoy presentamos una campaña con la que conceder a los docentes, la docencia y la profesión docente el papel preponderante que merecen en la transformación de la educación.

Los obstáculos a los que se enfrenta la profesión docente también son obstáculos a una educación de calidad

Si deseamos mejorar los resultados de aprendizaje, es imprescindible contar con profesores cualificados y motivados en las aulas. En muchas partes del mundo, el personal docente escasea, las aulas están abarrotadas y los docentes están sobrecargados, desmotivados y desprovistos de apoyo. Todas estas circunstancias han acabado por menoscabar los resultados del aprendizaje. Además de las perturbaciones educativas derivadas de la pandemia de COVID-19, las carencias de personal docente, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, han ralentizado los avances hacia nuestros objetivos educativos, incluido el ODS 4. Todo ello afecta desproporcionadamente a los niños de zonas remotas o pobres.

Urge aumentar el número de docentes. Aún necesitamos a millones de docentes en todo el mundo: según estimaciones recientes, solo en África Subsahariana hacen falta 15 millones de docentes para alcanzar el ODS 4 de aquí a 2030. Otro de los factores que agravan la escasez de docentes en muchos países radica en el hecho de que muchos docentes carecen de las cualificaciones y la formación mínimas.

Los índices de retención de docentes suelen ser bajos incluso cuando los docentes están debidamente cualificados, ya que las malas condiciones laborales y la falta de apoyo los abocan a explorar nuevas opciones profesionales. En general, la docencia no se considera una carrera atractiva, ya que está mal remunerada y poco valorada. En muchos países, los docentes no alcanzan el salario mínimo vital, lo que socava aún más los sistemas educativos.

El uso de la tecnología digital en la educación es una alternativa muy prometedora para ampliar las opciones de aprendizaje de los niños y los jóvenes. No obstante, debemos mejorar el acceso de los docentes y los alumnos a las tecnologías, especialmente en África Subsahariana y en países de ingreso bajo, donde, en promedio, menos de 1 de cada 3 escuelas dispone de ordenadores para el aprendizaje y menos de 1 de cada 5 cuenta con conexión a internet. Asimismo, hemos de preparar mejor a los docentes para que incluyan las tecnologías de la información en su práctica docente y las utilicen como un medio para conseguir un fin, no como un fin en sí mismo.

Los docentes transforman el aprendizaje - #TeachersTransform learning

Durante la pandemia de COVID-19, los docentes hicieron gala de un gran ingenio para seguir educando e innovando en circunstancias difíciles. Idearon nuevas formas de educar y motivar a sus alumnos, pero sobre todo velaron por el bienestar de sus alumnos, ayudándolos más allá del ámbito académico. En Rwanda, los docentes aplicaron medidas innovadoras de aprendizaje basado en juegos para ayudar a reconstruir el bienestar de los estudiantes tras el cierre de las escuelas y las medidas de confinamiento, mientras que en Uganda, utilizaron la radio para subsanar las deficiencias en el aprendizaje, además de para ofrecer apoyo profesional y emocional a los docentes en zonas remotas afectados por el aislamiento.

Los docentes saben cómo conseguir los mejores resultados de aprendizaje en sus aulas y deben disponer de autonomía para organizarse y adaptarse a las necesidades cambiantes de sus alumnos. Gracias a este tipo de flexibilidad, es posible fomentar tanto transformaciones ascendentes (que partan de la base) como descendentes (que afecten a todo el sistema). A fin de respaldar este trabajo, los directores de los centros educativos deberían gozar de mayor autonomía y responsabilidad. Además, debe prestarse especial atención a los docentes que trabajan con personas desplazadas, refugiadas o afectadas por conflictos, incluidos los propios educadores.

Los gobiernos y la sociedad civil deben aunar esfuerzos para fomentar el respeto que merecen los docentes, la confianza en su labor y el reconocimiento del papel que desempeñan en la educación de las generaciones futuras. Debemos demostrar un compromiso sin ambages y asegurar una financiación adecuada para aumentar la plantilla de docentes, mejorar su formación y el apoyo que reciben, incluirlos en la adopción de decisiones y mejorar el reconocimiento de su profesión.

Los sistemas educativos deben transformarse para prestar un mejor apoyo a la profesión docente

Para transformar verdaderamente la educación, debemos conseguir que los docentes estén comprometidos, dispongan de los recursos adecuados y sean respetados. A raíz de las consultas realizadas en el marco de la vía de acción temática sobre los docentes, la docencia y la profesión docente, hemos propuesto tres formas de alcanzar este objetivo.

En primer lugar, es necesario formular políticas docentes integrales a escala nacional. Estas políticas deben proporcionar una base más sólida respecto a la formación docente, las trayectorias profesionales y la gobernanza; también deben marcar vías tanto para potenciar el liderazgo y fomentar la innovación como para elaborar marcos cualitativos y ofrecer mejores condiciones laborales.

En segundo lugar, necesitamos que los docentes participen en todas las etapas de los procesos de adopción de decisiones y elaboración de políticas mediante un diálogo social sólido. Los docentes lideraron la respuesta del sector educativo frente a la COVID-19 y son los más indicados para combatir las deficiencias de aprendizaje y proponer soluciones de aprendizaje a largo plazo tras la pandemia.

Y, por último, debemos aumentar la inversión en materia de salarios, desarrollo profesional y condiciones laborales. A tal fin, los gobiernos deben cumplir su promesa de destinar el 20% del gasto anual a la educación. Es preciso aumentar los presupuestos nacionales de educación, y los donantes internacionales deben aumentar los niveles de ayuda a la educación para alcanzar el punto de referencia del 0,7% del ingreso nacional bruto. Las políticas docentes deben recibir financiación adecuada y aplicarse de manera eficaz, especialmente en los países con las carencias más graves.

Queda mucho por hacer, pero es indiscutible que los docentes son fundamentales para transformar la educación y paliar la crisis educativa mundial. Trabajar juntos es la única manera de reimaginar la educación y cumplir la promesa de garantizar una educación de calidad para todos.

Les invitamos a unirse a la campaña #TeachersTransform [Los docentes transforman], presentada hoy por el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030 como parte de la vía de acción temática sobre los docentes, la docencia y la profesión docente. Consulte más información aquí.